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El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos neuroconductuales más comunes en la infancia.

Caracterizado por la hiperactividad, la impulsividad y la falta de atención, este trastorno afecta a muchos niños en todo el mundo, manteniéndose en la edad adulta.

Hasta hace no mucho, no se reconocía el trastorno como tal. Y ello era un serio problema para los niños que lo padecían y sus familias ya que se pensaba que estos niños eran “ mal educados “ “ trastos “…y ello producía su aislamiento social.

Por suerte, cada vez son más los neuropediatras, que reconocen la existencia real del trastorno trasladando a los colegios la necesidad de un diagnóstico certero y precoz para que el desarrollo cognitivo del lino afectado, no se dañe irreversiblemente.

A lo largo de los años, ha habido un gran debate sobre el papel que podrían jugar los aditivos alimentarios y el azúcar en la exacerbación de los síntomas del TDAH. En este artículo, exploraremos la evidencia científica detrás de estas afirmaciones, tratando de separar los mitos de las realidades.

Los aditivos alimentarios y el TDAH: ¿Mito o realidad?

El interés en la relación entre los aditivos alimentarios y el TDAH comenzó en la década de 1970 con la llamada «dieta Feingold», que proponía eliminar ciertos colorantes y conservantes de la dieta para reducir los síntomas del TDAH en niños. Aunque la idea ganó popularidad, los estudios científicos han producido resultados mixtos.

Colorantes artificiales

Los colorantes artificiales, como el rojo 40, amarillo 5 y azul 1, son algunos de los aditivos más señalados en este debate. Algunos estudios han sugerido que estos colorantes pueden aumentar la hiperactividad en un pequeño porcentaje de niños, especialmente aquellos que ya presentan síntomas de TDAH.

Un estudio clave financiado por la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido encontró que ciertos colorantes artificiales, combinados con el conservante benzoato de sodio, podían incrementar los niveles de hiperactividad en niños pequeños. Sin embargo, la magnitud del efecto varió entre los niños, y no todos los estudios han encontrado una relación clara.

Conservantes

Los conservantes, como el benzoato de sodio, también han sido implicados en la exacerbación de los síntomas del TDAH.

Al igual que con los colorantes, la evidencia es limitada y no concluyente. Aunque algunos estudios sugieren una posible conexión, la mayoría de los expertos coinciden en que los efectos de los conservantes sobre el TDAH son leves y afectan solo a un subgrupo específico de niños.

Emulsionantes y potenciadores del sabor

Los emulsionantes y potenciadores del sabor, que se encuentran en muchos alimentos procesados, también han sido objeto de estudio en el contexto del TDAH. Hasta la fecha, la evidencia que relaciona estos aditivos con el TDAH es insuficiente, y se requieren más investigaciones para comprender su posible impacto.

El azúcar: ¿Culpable o inocente?

El azúcar ha sido uno de los mayores villanos en el debate sobre la alimentación y el TDAH. Muchos padres y maestros han observado que los niños parecen alterarse más después de consumir dulces o refrescos, lo que ha llevado a la creencia generalizada de que el azúcar exacerba la  hiperactividad.

La mayoría de los estudios controlados no han encontrado una relación significativa entre el consumo de azúcar y un aumento en los síntomas de TDAH. De hecho, un metaanálisis de múltiples estudios concluyó que el azúcar no tiene un efecto significativo en el comportamiento de los niños con TDAH. Es probable que la percepción de que el azúcar aumenta la  hiperactividad esté más relacionada con las expectativas de los adultos que con los efectos reales del azúcar en el cerebro.

Factores dietéticos más allá de los aditivos y el azúcar

Aunque los aditivos alimentarios y el azúcar han recibido mucha atención, es importante considerar otros aspectos de la dieta que podrían influir en los síntomas del TDAH:

  1. Deficiencias nutricionales: Las deficiencias en ciertos nutrientes, como los ácidos grasos omega-3, el hierro y el zinc, se han relacionado con un mayor riesgo de TDAH o con un empeoramiento de los síntomas. Asegurar una dieta equilibrada y rica en estos nutrientes puede ser beneficioso para quienes padecen TDAH.
  2. Dieta rica en alimentos procesados: Algunos estudios sugieren que una dieta rica en alimentos ultraprocesados y baja en frutas, verduras y proteínas magras puede estar asociada con un mayor riesgo de desarrollar TDAH. Esto podría estar relacionado con la calidad general de la dieta más que con un ingrediente específico.
  3. Dieta de eliminación: Para algunos niños, una dieta de eliminación en la que se retiran alimentos sospechosos de causar síntomas y se reintroducen gradualmente bajo supervisión médica, ha demostrado ser útil. Sin embargo, este enfoque no es adecuado para todos y debe ser realizado bajo la guía de un profesional de la salud.

Conclusión: Un enfoque equilibrado

Aunque la evidencia sobre la influencia de los aditivos alimentarios y el azúcar en el TDAH no es concluyente, es posible que algunos niños sean más sensibles a ciertos aditivos.

La clave es adoptar un enfoque equilibrado: una dieta rica en alimentos frescos, mínimamente procesados y equilibrada en nutrientes es ideal no solo para los niños con TDAH, sino para todos.

 Si sospechas que algún alimento o aditivo está afectando el comportamiento de tu hijo, es importante hablar con un profesional de la salud que pueda ofrecer orientación basada en evidencia.

En resumen, mientras que los aditivos alimentarios y el azúcar han sido demonizados en relación con el TDAH, la ciencia sugiere que su impacto puede no ser tan significativo como se pensaba. Aun así, cada niño es único, y lo que funciona para uno puede no ser aplicable a otro. Por lo tanto, es esencial abordar el TDAH de manera integral, considerando todos los factores que pueden influir en la salud y el bienestar del niño.

No obstante , dejo una relación de aquellos aditivos e cuestión:

E-102 tartracina

E-104 amarillo de quinoleina

E-110 amarillo ocaso

E-122 carnosina

E-124 rojo cochinilla

E-129 rojo allura

E-132 carmín de indigo

E-211 benzoato de sodio